DEL OTRO LADO DE LA LUNA

dos lunas

Aquí hace calor, un calor terrible y, el sol, se posa directo sobre mis ojos después de las tres. La habitación se llena de gente, de ruido, de voces y, en ocasiones no puedo respirar. Entre las ideas revueltas y desordenadas, mis pensamientos se elevan a buscarte, huyen en tu dirección y escapan a tu encuentro. Me pregunto por ti, ¿hacia dónde van tus pasos?, ¿hacia dónde diriges la mirada?, ¿qué pensamiento vive en ti?, ¿de qué color es tu cielo?, ¿a qué ritmo palpita tu pecho?

Te imagino caminando por calles largas y grises, con nubes que igualan el tono. Te veo através de esa neblina que dibuja mi mente, con la mirada clavada al frente, viva y perdida al mismo tiempo, con ese paso tan tuyo que podría reconocer sin importar cuantos años pasaran. Con rumbo claro y un nido en los pensamientos. Y aunque sé que hace un frío terrible, te imagino siempre con playera de manga corta, ligero, como tus movimientos.

Puedo perder el tiempo en esos pensamientos, inventando historias de ti, llenas de melancolía, poemas y noches de bar, con esa estética fría que me hace sentir que estás lejos.

Vuelvo de vez en vez, regreso a mi mundo y, de cuando en cuando, tus palabras llegan a mí, me alcanzan y me toman de la mano, como una invitación a escapar de nuevo de la realidad, pero en ésta ocasión, más lejos.

Creamos un universo donde sólo existimos los dos, en historias ambivalentes entre conocerte tanto y no saber quién eres, entre todos los recuerdos que tengo y todo lo que has olvidado. Entre risas compartidas y quebrantos acompañados. Es un lugar perdido, detrás de la luna, que me hace sentir en paz.

Siempre nos regalamos momentos que no viven en tiempo real, que no existen más que en nuestra mente, que alimentan nuestros turbulentos seres ansiosos de ficción.

Pero, dime, ¿puedo quererte?, fuera de nuestro universo, ¿debo quererte?, ¿tú puedes quererme del otro lado de la luna? ¿o es algo que vive en un espacio especial?

Camina por esas calles de mi mente, piérdete en los recovecos de ese mundo que te invento, corre, huye, reencuéntrate y cuéntame historias, di palabras sueltas, ríe, mírame a los ojos y detén el tiempo. Al caer mi noche y amanecer en tu cielo siempre nos quedará la pregunta: ¿Y si nos encontramos después?…

Ilustración: Two moons (we’ll never meet again)ㅣby Henn Kim

Plegaria mal escrita

theheart

He pasado la noche viendo la llama encendida de la vela sin pensar en nada, apenas sintiendo…
Unas pocas chispas de vida se agolpan en mis venas, como un intento de avisarme que todavía sigue, pero sin darme la seguridad de que esto no es una fantasía, redundante y tormentosa, incluso mal escrita.

Se acabaron las preguntas, aún quedan rastros de la ira; el dolor y el vacío toman turnos para apoderarse de todo mi cuerpo, de todo mi ser.
Estoy cansada.

Pido dos segundos de paz y un botón de apagado. Un beso de la inspiración en los labios. Algunas risas que quebranten este silencio tan pasivo, tan frío, tan hiriente y tan sórdido. Suplico por un verso acompañado de música y esa mirada traída de Alaska que me consuela.
Pido por un suspiro más antes de caer rendida.
Una plegaria en mi nombre y un sueño tranquilo para los que luchan.
Regálame dos palabras, regrésame las alas aunque estén a medias, aunque estén quebradas; déjame ver si aun tengo fuerza y valor para seguir, o dime que se acaba y llévame por fin.
Suplico por un nuevo destello, que mi llama se acaba y la vela no se ha empezado a consumir.

Ilustración de Oddmaneuver